Cupido.21: ella llena mi soledad, pero yo amo a otra
Tras un largo tiempo de andar extraviado en las redes del amor, Eduardo tuvo, por fin, una enamorada.
Una mujer inteligente, sensual, trabajadora y que lo amaba. La noticia de su nueva relación alegró a sus mejores amigos porque supusieron que pondría fin a su inagotable dolor por una chica que era el amor de su vida y a quien no dejaba de añorar.
–¿Estás templado de tu enamorada?– le preguntaban.
–Para nada– respondía sin entusiasmo.
–Pero, ¿al menos la extrañas cuando no la ves?
–No la amo. Es mi refugio, llena mis vacíos y hace que me olvide de esa mujer que me marcó y que no sale aún de mis pensamientos.
Cuando estaban juntos no podía dejar de compararla, mentalmente, con su antiguo amor, desde su modo de vestir hasta sus rutinas los fines de semana. Penosamente, la chica se ilusionaba cada día más con él.
Ante la notoria ausencia de amor, sus amigas, quizá identificándose con ella, le recriminaban porque no era sincero. Lo presionaban para que pusiera fin a esa farsa que crecía día a día con falsas promesas de amor. “Es que no quiero ir solo al concierto que se viene a fin de mes. Soy egoísta, lo sé, pero es como una coraza para afrontar mi soledad”, decía.
NO DURAN. Para el psicólogo Manuel Saravia, estas relaciones no duran mucho tiempo porque la persona que quiere más y se esmera en los detalles con su pareja, finalmente se da cuenta de que no recibe el mismo cariño y de que no la (lo) aman.
Además, las personas que buscan estar con alguien para olvidar tienen mucho temor a quedarse solas. No pueden olvidar a ese antiguo amor y, ante la imposibilidad de volver con él, se refugian en otros. “Eso es dañino. Primero se tiene que superar la ruptura y, luego, prepararse para estar con alguien”, aconseja.
Hay casos en los que una persona mantiene una relación sabiendo que la pareja no la ama, pero con la ilusión de que, en un futuro, desarrollará un sentimiento de amor. Sin embargo, cuando no lo logran, reclaman y se sienten burlados.
